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¿Recuerdas el capítulo sobre 15 audiolibros GRATIS de Amazon? Aproveché una oferta para tener tres meses gratis Audible y me lie la manta a la cabeza para audioleer varios de la lista. De entre ellos, estaba «Los hijos de Anansi» de Neil Gaiman. De esta novela en concreto, me llamaba la atención que abarcaba retazos de la mitología de África occidental. Así que en este capítulo te traigo el mito que hay detrás de la novela.
1. Los hijos de Anansi de Neil Gaiman
Debo confesar que esta novela no me ha gustado. Es importante empezar siendo sincera en este aspecto. Este no es un episodio de recomendaciones literarias, sino del análisis de una obra.
Esta novela en concreto me llamó mucho la atención porque su premisa parte de la reinvención de un mito africano y las culturas africanas son las grandes desconocidas. Me apetecía mucho zambullirme en ellas y aprender sobre nuevos dioses e historias.
Es más, la historia que se narra en la novela, junto a sus personajes, son bastante mediocres a mi parecer. Es una de esas historias demasiado masculinas. Es decir, historias en las que los protagonistas son ellos y las historias de ellas orbitan a su alrededor (novia de, amante de, esposa de…).
En definitiva, lo único que he encontrado interesante es el marco narrativo en el que se engloba y las referencias a esos dioses tan particulares. De eso precisamente vamos a hablar hoy.
¿Qué pasaría si descubrieras que tu padre era un dios? el padre del Gordo Charlie, y autor de semejante apodo, ha muerto. Charlie viaja a Florida para asistir al entierro y allí descubre que tiene un hermano que es tan diferente de él como la noche del día; un hermano que sólo quiere enseñarle a relajarse y divertirse un poco, tal como el viejo. Y lo que pasa es que el padre de Charlie no era cualquier persona: en realidad era Anansi, el dios africano de las bromas, el dios araña. De repente, la aburrida vida de Charlie dará un vuelco y empezará a ser interesante.
Sinopsis de «Los hijos de Anansi» de Neil Gaiman
2. El dios Anansi
2.1. ¿Quién es Anansi?
Anansi es uno de los personajes más importantes de las leyendas de África occidental y del Caribe. Su origen se suele atribuir al pueblo akan, pero se ha extendido a lo largo y ancho de todo este territorio.
Dentro de estas mitologías, los dioses o criaturas divinas tienen una doble apariencia animal y humana. En el caso de Anansi, se trata de un dios-araña. Y compartirá historias con el dios-tigre, la diosa-pájaro y otras criaturas que hacen referencia no solo a lo divino, sino también a lo natural y salvaje.
Su papel principal dentro de este panteón tan particular es la del embaucador. Se trata de un dios débil en la fuerza bruta, pero muy inteligente, con gran carisma y amante de la música y las bromas. Es hijo del mismísimo Nyame, el dios del cielo, y Asase Ya, la diosa tierra y de la fertilidad.
Se casó con una diosa que recibirá diferentes nombres dependiendo de la fuente (Aso, Señora Anansi o Shi Maria) y se encuentran varias referencias a los hijos de Anansi, aunque no tienen nada que ver con los de la novela de Neil Gaiman.
2.2. Anansi, dueño de todas las historias
Una de las características universales de toda araña es la capacidad de tejer telarañas. Esto no solo hace referencia a los engaños que Anansi cometerá en la mayoría de los mitos en los que participa, sino que también hace referencia a su gran logo: convertirse en el dueño de todas las historias.
En un origen, en el mundo no existían las historias porque Nyame, dios del cielo y padre de Anansi, las guardaba bajo su poder. Muchos héroes habían intentando comprar el dominio de estas historias, pero Nyme siempre se negó a venderlas. Hasta que se lo pidió Anansi.
La mayoría de dioses cometen un primer gran error cuando Anansi les propone algo y es subestimarlo. Nyame no le niega a su hijo la posibilidad de hacerse con todas las historias, sino que le pone un precio que considerada inaalcanzable. Tendrá que traer ante él a Onini, la gran pitón; los avispones Mmoboro; Osebo, el leopardo; y al hada Mmoatia. Anansi acepta el trato y sube la apuesta: le entregará a su propia madre junto a las cuatro feroces criaturas.
Cuenta la leyenda que antes de esta, no existía ninguna historia, pues Anansi a través de este cuento las libera todas. Aunque suene un poco paradójico, me parece una forma muy interesante de entender este mito.
Anansi, pues, se enfrentará a estas cuatro criaturas para poder dominarlas y entregárselas a su padre. Como es un dios astuto, embaucador y timador; lo hará usando todas las artimañas que tenga a su alcance.
Empieza intentando atrapar a Onini, la gran pitón. Le pedirá ayuda y consejo a su esposa. La pareja fingió estar discutiendo sobre el tamaño de la bestia, alegando la mujer que era más pequeña que una rama de bambú. La serpiente que estaba cerca de ellos, escuchó la conversación y accede a ayudar a Anansi a ganar la discusión con su esposa. El dios-araña le pidió que se enrollara alrededor de una rama y, en cuanto lo tuvo donde quería, lo atrapó con unas cuerdas que ya tenía preparadas. Lo entregó a su padre, que no se preocupó demasiado, pues aún le quedaban tres bestias que capturar.
Para capturar a los avispones Mmoboro, hace caer agua encima de ellas para fingir que está lloviendo. Como deben refugiarse para que no se mojen sus aladas, Anansi les cede una calabaza que ha vaciado previamente. Una vez las tiene dentro, las encierra y las lleva junto a su padre.
El leopardo Osebo se convierte en una tarea mucho más complicada. Se trata de una criatura feroz y agresiva, ante la cual Anansi no es rival. Sin embargo, consigue engañarlo y hacerle caer en un pozo que ha cavado él mismo. Finge ayudarlo a salir, momento en el que aprovecha para atar sus patas con sus telarañas y poder llevarlo sin demasiado problema a su padre.
La última y más peligrosa es la captura del hada Mmoatia. No tanto por ser tan fuerte o peligrosa como el leopardo, sino porque era una criatura muy astuta. Pero Anansi conocía su debilidad: la pasta de ñame. Anansi creó una muñeca de goma de mascar, la vistió como si fuera una humana, la cubrió de savia y le puso en el regazo un cuenco con el alimento favorita del hada. Cuando Mmoatia se acercó, le pidió a la que creía una humana comer de su cuenco y Anansi tiró de las telarañas para hacer que asintiera con la cabeza. Al acabar de comer, le dio las gracias, pero Anansi no tiró de ninguna cuerda. Considerando que la criatura estaba siendo muy grosera con ella, Mmoatia le dio una bofetada, quedando atrapada en la trampa de Anansi, gracias a la savia que el dios había empleado.
Como Anansi había conseguido pagar el precio impuesto por su padre, Nyame convocó a todos los reinos para presentar a Anansi como el nuevo dueño de todas las historias. Se cuenta que, desde entonces, quien es él quien teje todas las historias contadas y por contar.
2.3. Anansi y la sabiduría del mundo
A través del mito anterior, se nos cuenta como Anansi ahora es poseedor de una vasija llena de sabiduría. Esto tiene muchas interpretaciones. Una de ellas es que estos cuentos que has recibido de su padre son también una herramienta didáctica y que, por lo tanto, al hacerle señor de todos los cuentos, también lo hace señor de todo el saber.
Aunque su padre le había indicado que debía compartir estas enseñanzas, Anansi decidió guardalas para sí y mantenerlas protegidas. Abría su vajilla y extraía de ella un saber, un conocimiento; pero no lo compartía. Temió que vinieran otros a robarle lo que era suyo y empezó a buscarle un escondite.
Decidió guardarla en lo alto de la copa de un árbol, pero uno de sus hijos (Ntikuma) vio lo que estaba haciendo y le siguió con curiosidad. El dios araña intentó subir a lo alto del árbol, pero era incapaz de hacerlo cargando con la vajilla. Uno de los hijos de Anansi, incapaz de permanecer en silencio, le dio la idea de emplear una cuerdas para atar la vasija a su espalda y subir sin estorbo.
Anansi siguió su consejo y llegó a la cima. Pero ahí se detuvo. Se dio cuenta que, aunque era él quien poseía toda la sabiduría del mundo, había sido su hijo quien le había ofrecido la solución a un problema. Fue en ese momento en el que se dio cuenta que la sabiduría es mejor cuando se comparte.
Dejo caer la vasija desde la copa del árbol y, cuando golpeó el suelo, la sabiduría se dispersó en el agua y los vientos hacia cualquiera que deseara un poco de ella. Con este cuento, se enseña porque todos tienen un poco de conocimiento, pero nadie lo tiene todo.
Y eso es todo por hoy. A pesar de que no me haya gustado demasiado «Los hijos de Anansi», me ha fascinado adentrarme en una mitología, un panteón y un imaginario tan diferente al que estoy acostumbrado. Recuerda que no soy, para nada, experta de este tema en concreto y que lo he tratado de forma muy superficial para darte una pequeña muestra de ello.